El empresario, revista de la Confederación de Organizaciones Empresariales, publica en su edición digital una entrevista con Pedro Martín Molina, presidente de la consultora Martín Molina abogados y economistas en la que responde a preguntas sobre el tejido empresarial español y las oportunidades que representan los desafíos actuales. Reproducimos a continuación algunos fragmentos de esa conversación.
-El lema de su firma es ‘Creamos soluciones para las empresas’. ¿Continúan teniendo las compañías españolas muchos problemas por resolver? ¿Se puede decir que, tras la crisis, ya se ha llegado a una normalización?
España tiene un tejido empresarial muy potente y muy complejo. Tenemos empresas grandes con una enorme capacidad de competir en el mercado internacional, pero nos faltan empresas de tamaño medio. Tenemos muchas pequeñas, y muchas de ellas son empresas familiares, que tienen problemas muy específicos. En Martín Molina las soluciones están orientadas a facilitar el crecimiento, la expansión en mercados nacionales e internacionales, la reestructuración, las fusiones y adquisiciones. Es ahí donde nuestra experiencia de más de veinte años, nuestro conocimiento de todos los sectores, nos permite ofrecer servicios muy especializados.
-Su empresa pone el foco especialmente en las pymes, ¿están preparadas para la nueva era digital? ¿Qué pasos faltan para alcanzar la plena digitalización del tejido empresarial?
Las pymes están haciendo un enorme esfuerzo porque han comprendido que la digitalización pone al cliente en el centro de la actividad empresarial como nunca antes. En la era digital el cliente es el rey, y lo es mucho más que antes. Pensamos que es un proceso imparable y que lo más importante, dentro de las empresas, es que nos lleva a un modelo de organización completamente nuevo y eso implica un cambio cultural. Luego viene la tecnología. Pero antes hay que saber muy bien cuál es nuestro propósito, hacia donde vamos, para ofrecer a nuestros clientes la mejor experiencia y la más adecuada a sus necesidades. Estamos ante un cambio cultural, que como todo el mundo sabe, son los más difíciles y los más apasionantes.
-Una de sus especialidades es la reestructuración empresarial, ¿cuáles son las carencias de la empresa española? ¿Podría convertirse el tejido empresarial español en la cabeza de la digitalización a nivel europeo?
En primer lugar hay que señalar que en España reaccionamos tarde ante los problemas. Las empresas en dificultades piensan en tomar medidas cuando ya les han cortado la luz. Es un grave error. Cuando el entorno se vuelve adverso, cuando los resultados varían a la baja, se pueden tomar muchas medidas de reestructuración que eviten situaciones más graves como el concurso de acreedores. Por otra parte, como decía antes, las empresas españolas tienen que aumentar su tamaño y mejorar su estabilidad financiera. Es una garantía para atravesar con seguridad momentos complicados como la crisis que hemos pasado. Respecto a la digitalización, España está en la zona alta si nos comparamos con el resto de Europa. Pero la innovación es un proceso continuo y debe tener un respaldo firme y decidido por parte de los poderes públicos.
-El nuevo gobierno ha hablado de la posibilidad de subir los impuestos, ¿cómo han respondido las empresas a este debate? ¿Está la fiscalidad española ahogando a las empresas?
La presión fiscal en España es alta, eso es indiscutible. Durante la crisis los contribuyentes han hecho un gran esfuerzo para seguir manteniendo el estado del bienestar a pesar de la tormenta. Ahora estamos en otra situación, y estoy convencido de que una rebaja de la presión fiscal permitiría apuntalar el crecimiento y hacerlo más sólido. El consumo, que es uno de los factores de crecimiento en España, muestras signos de debilidad. No debemos olvidar nunca que el principal objetivo de una política económica debe ser la creación de empleo. El empleo es la mejor forma de repartir la riqueza. Y el empleo lo crean los empresarios. Si los recursos en manos del sector público aumentan, se están detrayendo de la iniciativa privada, que es siempre y en todo país, la que de verdad crea la riqueza.
-La formación es una de las grandes olvidadas de España, ¿cree que la falta de formación económica corta las alas de aquellas personas que quieren emprender?
Tenemos muchos déficits en formación. Uno muy importante es el bajo prestigio que tienen la formación profesional. Eso ha sido y es un grave problema para muchas empresas que tienen que buscar técnicos de alta cualificación en otros países de Europa. Pero además contamos con una formación en economía básica muy pobre y una consideración del empresario en los manuales escolares que se debería mejorar. Afortunadamente algunas cosas han cambiado y hoy tenemos más jóvenes con ganas de emprender que de ser funcionarios. Pero aquí hay mucho camino por recorrer. Cuando se habla de los puestos de trabajo se olvida que han desaparecido también medio millón de empresarios. Y esos también se deben recuperar, para que nuestro crecimiento sea sólido y estable. En Martín Molina creemos que la legislación de segunda oportunidad se debe mejorar para rescatar a muchos emprendedores que se han visto abocados al cierre a pesar de haber hecho las cosas bien.
-Con respecto a la nueva ley de protección de datos, ¿están preparadas las empresas españolas a esta nueva norma? ¿Cuáles son los beneficios que aporta a nivel empresarial?
Ha habido mucho desconcierto y también mucho trabajo de última hora para llegar a tiempo a la entrada en vigor del nuevo reglamento. Debemos dejar de pensar que se trata de un inconveniente. Debemos encontrar en la protección de datos un terreno de oportunidad. En Martín Molina nos gusta repetir a nuestros clientes que piensen en la protección de datos primero como una garantía para los clientes, pero también como una riqueza para las empresas, que tienen la oportunidad de conocer mejor sus mercados y obtener todas las ventajas que ofrece la gestión de datos a través de las tecnologías del big data.