En los últimos años, el emprendimiento se ha presentado como la opción idónea para superar la situación económica de crisis de nuestro país. Como resultado de las políticas públicas de apoyo de esta actividad, hemos asistido a la publicación de normas que han pretendido favorecer este emprendimiento, tanto desde el ámbito nacional como autonómico, destacando el papel de los incentivos fiscales. El emprendedor se encuentra con dos problemas: (i) la efectividad de esas medidas tributarias depende de la forma jurídica que se elija para su actividad, (ii) el sector en el que se integre. Las actividades económicas del emprendedor se someten a diferentes impuestos -directos e indirectos-, de forma que esta política de incentivos debe extenderse a la totalidad del ordenamiento fiscal.