Pagos de alquiler -a pesar del cierre-, limitaciones de aforo, inversiones en la adaptación de los locales, pérdidas de stock, cierre de la empresa… A lo largo de estos meses, todo el sector de la hostelería se ha tenido que enfrentar a estos y otros problemas accesorios que han derivado en la pérdida de productividad del negocio.
Desde que fue decretado el estado de alarma, moti- vado por la situación de crisis sanitaria provocada por el virus SARS-CoV2 (Real Decreto 463/2020, de 14 de mar- zo, RD 463/2020), se determinó la suspensión y la parali- zación inmediata de toda actividad comercial no esencial.
Hace ya casi un año, cuando la OMS elevó a la catego- ría de pandemia internacional dicha situación de crisis sani- taria, y durante todo el tiempo transcurrido desde enton- ces, los empresarios del sector de la hostelería se vieron obligados, sin alternativa alguna, ni derecho de oposición, a aceptar paralizaciones, restricciones o limitaciones, se- gún el momento y la época, derivándose de ello un daño económico irreparable para las empresas y los empresa- rios que realizan dicha actividad.