¿Sabes lo que es un Smart contract? ¿Y en qué consiste? En pocos años, todos los compromisos que adquiramos estarán blindados por lo que en la ingeniería on line se conoce bajo el nombre de Smart Contracts.

Estamos acostumbrados a firmar contratos  y sabemos lo que significan, básicamente un acuerdo entre partes que obliga a todos a respetar sus normas. Dicho de otro modo, un contrato es la formalización de intereses comunes en los que quedan repartidas las reglas del juego de cada parte y en el que se recogen las obligaciones y derechos de cada parte, enmarcado todo ello en una línea de tiempo.

La irresistible tentación de reinterpretar

Estos contratos pueden ser verbales o estar plasmados en un documento que en caso necesario se firma ante notario que da fe de lo acordado entre las partes. Es decir, un acuerdo de voluntades que genera derechos y obligaciones relativas al mismo y que está protegido por una acción que le atribuye plena eficacia jurídica. Estos contratos, a pesar de estar marcados por la legalidad vigente, tienen un hándicap: estar sujetos a interpretación, algo que en ocasiones genera no pocos problemas.

¿Y para qué necesitamos un contrato inteligente?

Entre otras cosas para acabar con la duplicidad de interpretación. En su propia esencia se encuentra la transparencia, la inmutabilidad y la autonomía en su ejecución.

Conozcamos cómo se recoge cada una de estas circunstancias en lo que se llama un Smart contract o contrato inteligente, para qué sirve y cómo se realiza:

Imposible de vulnerar

Los Smart contracts están escritos mediante códigos informáticos (scripts); es decir, lenguaje de programación… Esto significa que lo acordado se convierte en meras secuencias de códigos informáticos imposibles de vulnerar. Cualquier programador puede explicarlo con la claridad del que suma 2 + 2, pero luego hay que entenderlo.

Su propia naturaleza de codificación binaria nos permite traducirlo, convertirlo en un código visible por todos… Pero, los smart contracts existen bajo el paraguas en la tecnología blockchain… Y en ella reside su poder.

El uso de la cadena de bloques es la que hace que el Smart contract nos introduzca en el futuro: posibilita la eliminación de los intermediarios, da el control del proceso a las partes contratantes (los propios usuarios), tienen un carácter descentralizado, inmutable –como decíamos- y transparente. No se puede pedir más.

¿Cómo es el proceso?

Primero: Se escribe un contrato mediante un código.

Segundo: Se sube a la cadena de bloques mediante una transacción.

Tercero: Ya en la cadena de bloques el contrato tiene una dirección (a través de una plataforma) desde la cual se puede interactuar con él. 

La tecnología de contabilidad distribuida es una base de datos encriptada donde puede almacenarse cualquier información, como es el caso de los contratos inteligentes. Su valor reside en que cada dato registrado -y protegido con un poderoso sistema criptográfico- se marca con una huella digital única que lo hace irrepetible e inmutable… Todo ello hace que cientos de compañías muy importantes hayan puesto su empeño en el desarrollo de múltiples aplicaciones en esta tecnología.

¿En qué se diferencia?

Es autónomo y automático: Un Smart contract es capaz de ejecutarse y hacerse cumplir por sí mismo, sin necesidad de mediadores ni intermediarios que den fe de ello.

De única interpretación. Al no ser verbal o escrito en el lenguaje que conocemos sólo tiene una interpretación.

Está creado por máquinas y programas soberanos. Puede llevarse a cabo por personas físicas y/o jurídicas, pero también por máquinas u otros programas que funcionan de manera autónoma.

Tiene independencia total. Tiene validez, sin depender de autoridades.

¿Por qué es el futuro?

El blockchain aún es una tecnología emergente que necesita madurar y está en pleno proceso de desarrollo, pero los resultados obtenidos en el mercado de los bitcoins o criptomonedas han significado un paso más allá en la ingeniería informática. Y aunque dicha tecnología fue ideada por Satoshi Nakamoto para  lo que en un principio eran transacciones monetarias, su seguridad ha resultado irrefutable y su aplicación en cualquier área de nuestra sociedad de mercado, por lo tanto, inevitable. Es cuestión de poco tiempo, la tecnología manda.