Los costes no tienen por qué dar lugar a un gasto, ni todos los gastos constituyen unos costes. Para entender esta afirmación -no todos los gastos pueden ser considerados costes- se exponen las siguientes razones:
- Hay gastos que son minoraciones de ingresos en vez de auténticos gastos.
- Hay gastos que no contribuyen a las actividades de explotación de la empresa, sino a otros fines que pueden ser empresariales (por ejemplo, la cartera de valores) o ajenos al objeto de la empresa (por ejemplo, los donativos).
- Hay gastos que no dependen estrictamente de la función productiva de la empresa, sino de cuestiones exógenas, con lo que su consideración podría distorsionar o desvirtuar la función de los costes.
Siguiendo con la línea expuesta, existen tres conceptos de gasto/coste que son tratados de forma distinta en el ámbito de la contabilidad financiera y en el ámbito de la contabilidad de costes.
Publicaciones relacionadas:
La viabilidad en la reestructuración, no todo lo aguanta el papel
Concurso de acreedores, mantenimiento de la actividad empresarial y financiación en situación de ins...
La nueva financiación ajena, alternativa para las 'startups' (y II)
El personal interino en los procesos de estabilización: las críticas del TJUE a la legislación españ...