Tratar a tu mujer como si fuera un simple objeto sexual. Y más degradante si cabe, intentar manipularla inconscientemente para que acceda a tener relaciones a través de las técnicas del marketing digital. Al abrigo de internet han nacido algunas empresas que utilizan la presión psicológica como forma de negocio. Principalmente, se dirigen a captar la voluntad de ellas, aunque los servicios que ofrecen pueden ser contratados por cualquiera.
Uno de los que han publicado diferentes páginas se basa en que el compañero sentimental, previo pago a la sociedad, se descargue un enlace aparentemente inofensivo que después le tiene que enviar a ella mediante un correo electrónico o WhatsApp. Cuando lo abra, el hipervínculo comenzará a hacer un seguimiento de su navegador a través de las cookies. A partir de ese momento, empezará a recibir mensajes subliminales que la inciten a practicar sexo. El servicio se basa en lo que se conoce como retargeting en publicidad, que consiste en volver a impactar a usuarios que ya han interactuado con una web.