Ayer tuvo lugar en el ICAM la presentación del libro Balanza de género de Susana Gisbert, portavoz de la Fiscalía provincial de Valencia y fiscal adscrita a la Sección de Violencia de Género. En Balanza de género, Susana Gisbert se dirige directamente al “poder judicial” formado “por jueces y magistrados, juezas y magistradas, que ejercen la jurisdicción, (…) que están en activo y realizan un servicio dentro de la carrera judicial” y a todos los miembros de la Judicatura, para que administrar justicia en tema de género sea hacer justicia.

El lugar no podía ser otro, porque el libro, aunque no es un ensayo jurídico y es apto para todos los públicos -entiéndase, lectores- va  dirigido a juristas, en palabras de Juan A. García Jabaloy,  anfitrión del acto y copresidente de la Sección ICAM de Abogados Penalistas,  por ser “un riguroso estudio y un certero análisis de la situación actual de la violencia de género”, desde aquel ayer hasta hoy. 

Alerta roja

Balanza de género, libro prologado por Gloria Poyatos, magistrada del Tribunal Superior de Justicia de las Islas Canarias, y epilogado por Teresa Peramato, fiscal adscrita a la Fiscalía de la sala contra la Violencia sobre la Mujer de la Fiscalía General del Estado,  es una llamada de atención, una alerta roja a la sociedad para que no olvidemos la importancia de ponderar la igualdad de la mujer con el hombre en la sociedad que vivimos.

La autora hace en el libro un pequeño recorrido por  nuestro pasado inmediato, que “no sólo ha sido un paso de gigante en nuestro ordenamiento jurídico, sino una verdadera revolución”. En palabras de la fiscal: “Se dio la vuelta – afirma- como un calcetín a uno de los ejes sobre el que había pilotado el sistema a lo largo de cuarenta años, la absoluta desigualdad de género”.

Desigualdad en el mundo jurídico

Aquella desigualdad plasmada en la ley empezó a desmaterializarse con timidez en el año 1989 hasta llegar a nuestra actual Ley  Orgánica de Medidas de protección Integral contra la Violencia de Género de 29/12/2004 y la Ley Orgánica para la Igualdad efectiva de mujeres y hombres de 23/3/2007. Leyes aprobadas -como se puede observar- ya en el s. XXI.  Han pasado ya otros cuarenta años. Y aquí llega el “hoy”. Delitos, enjuiciamientos, sentencias judiciales, y el tratamiento de la noticia en algunos medios de comunicación, dejan claro que hay que seguir trabajando.  “Creíamos -diceGisbert- haber conquistado el derecho, pero la realidad se impone por sí sola”. La realidad es que en 2018 murieron 47 mujeres y tres menores víctimas de violencia de género.  Y que cerca de un millar han sido asesinadas por sus parejas o ex parejas en los últimos 15 años.

No se puede concebir la igualdad – dice Susana Gisbert- sin tener en cuenta los obstáculos que impiden que sea una realidad. Obstáculos de todo tipo, firmemente arraigados en nuestra sociedad, aunque ni siquiera somos conscientes”.