El Consejo de Ministros aprobó el pasado 22 de febrero el Anteproyecto de Ley que recoge la creación de un banco de pruebas -sandbox-, en el que las empresas financieras tecnológicas podrán testar sus productos antes de lanzarlos al mercado.

De ratificarse, España se convertirá en el primer país de habla hispana y uno de los pioneros en Europa  en ponerlo en marcha, obteniendo una posición privilegiada y estratégica  como plataforma europea e internacional para empresas emergentes o start up. España tiene la oportunidad de convertirse en centro de referencia para testar los productos más innovadores.

La nueva normativa busca dar una respuesta integral a las implicaciones de la transformación digital en el sistema financiero: “Es necesario disponer de una regulación adecuada que permita que el proceso innovador se desarrolle de forma eficaz y segura para los usuarios y beneficie al conjunto de la sociedad”.

El anteproyecto de ley  regula “el espacio controlado de pruebas o lo que en el ámbito europeo e internacional viene llamándose regulatory sandbox; es decir, un conjunto de disposiciones que amparan la realización controlada y delimitada de pruebas dentro de un proyecto que puede aportar una innovación financiera de base tecnológica, definida como aquella que pueda dar lugar a nuevos modelos de negocio, aplicaciones, procesos o productos con incidencia sobre los mercados financieros, la prestación de servicios financieros y complementarios o el desempeño de las funciones públicas en el ámbito financiero”.  Para ello, tres son los aspectos clave del sandbox: se trata de un espacio controlado; es instrumento supervisor; y está gobernado por un esquema ley-protocolo.

¿Qué es un sandbox?

Los sandbox son un sistema de aislamiento de procesos informáticos a través de un mecanismo que permite ejecutar programas con total seguridad y de una manera individualizada. Los informáticos los utilizan para ejecutar nuevos códigos o para analizar software de origen desconocido o poco fiable.

¿Para qué sirve?

Cualquier empresa que esté desarrollando nuevos e innovadores modelos de negocio financiero, con el sandbox podrá testar sus productos antes de sacarlos al mercado, y podrá hacerlo en un entorno controlado y con el respaldo de los agentes reguladores. Es decir, lo hará en condiciones seguras y bajo vigilancia del Banco de España, CNMV y D.G. de Seguros y Fondos de Pensiones, y con máximas garantías para los participantes, especialmente cuando la realización de las pruebas requiera la participación de clientes. Hay quien piensa que esto ralentizará la ejecución de los programas y por lo tanto su aplicación.

El sandbox se articula mediante un esquema jurídico ley-protocolo, lo que quiere decir que, mientras que la ley garantiza la seguridad, el protocolo proporciona flexibilidad. Es un canal de comunicación directo entre empresas y autoridades financieras y un mecanismo de consulta sobre dudas en la aplicación de la legislación. Promueve la comunicación ágil con las autoridades y proporciona seguridad jurídica.

¿Cuál es el objetivo?

El sandbox financiero  tiene como propósito que el consumidor esté protegido ante potenciales riesgos de productos financieros cuyos resultados sólo se podrían apreciar en la línea de tiempo. Además, su objetivo es que las entidades financieras no acaben desbordadas por las consecuencias de poner en el mercado productos financieros cuyos resultados son impredecibles.

¿Puede prevenir futuros conflictos?

¿Se podrían haber anticipado los problemas de las hipotecas multidivisa de haber existido el sandbox financiero?  ¿Podría haberse evitado la gigantesca ola de demandas de las clausulas suelo?

Armonizar y equilibrar las relaciones entre las entidades bancarias y clientes en relación a la comercialización de nuevos productos financieros es viable con el sandbox.  Su condición “de prueba” hace que el sandbox  sirva para detectar los peligros futuros y encontrar soluciones para mantener a los usuarios, clientes, consumidores a salvo de riesgos de productos, por lo que será de gran utilidad a legisladores y reguladores.

Según los datos publicados de un informe confidencial de Oliver Wyman, alrededor de 10 millones de personas en España se han visto afectadas por “los términos injustos y la mala conducta de comercialización de los servicios financieros”. En esta última década, la imagen de las entidades financieras ha quedado muy deteriorada tras los varapalos recibidos en los tribunales, perdiendo cuota en el mercado financiero a favor de otras entidades financieras que operan on line. España está a la cabeza de los países con riesgo de que un cliente rompa lazos con su actual banco: el 67% de los usuarios ha tenido algún problema con su banco en el último año, y el 31% puntúa por debajo de un cinco su nivel de satisfacción. El auge de las Fintech parece irrefrenable. 

Ventanilla única

El texto normativo establece que las empresas tecnológicas, entidades financieras, centros de investigación y otros promotores interesados podrán presentar sus proyectos en una ventanilla única. Tendrán que estar avanzados y justificar el valor añadido de dicho proyecto en relación a la mejora del cumplimiento normativo en la protección del cliente, el aumento de la eficiencia o en la calidad de la prestación de los servicios financieros. Este aspecto de la ley puede dificultar en mucho el acceso de las Fintechs ya que el concepto “proyecto avanzado” es diametralmente opuesto al espíritu de una start up que trabaja sobre hipótesis para obtener resultados.

Igualdad de trato 

El anteproyecto establece la aplicación del principio de proporcionalidad entre actividades y riesgos en el ámbito financiero, que garantiza la proporcionalidad de riesgos asumidos en la actividad y los requisitos exigidos, asegurando la igualdad de trato de todas las partes  -entidades financieras y los gigantes tecnológicos-. Esta siempre ha sido una queja de la banca que considera que compite con desventaja pues soporta requerimientos de capital y de solvencia muy estrictos, que no deben cumplir las empresas que operan en Internet.