Desayunar con Paco Arango un lunes por la mañana es una buena forma de comenzar la semana. El piensa que es un primer paso semanal duro, porque habla de niños con cáncer, de hospitales, de padres que dicen adiós, de hermanos desgarrados por la pérdida. Pero no es así: Paco habla de milagros, de hechos extraordinarios, y de la felicidad. Habla mucho de la felicidad. Vamos por partes.

A Arango le han invitado en Madrid Foro Empresarial, que dirige Hilario Alfaro. Es decir que estamos ante el hijo de un empresario de éxito (Plácido Arango) que un día decidió, para  disgusto de su padre, dedicarse a la canción; luego al cine; y luego al cine y a los pacientes de cáncer. Hoy dice que esa es la misión de su vida, que la Fundación Aladina que creó es ya su sitio en la tierra.

“El sitio donde más felicidad  y amor he vivido es un hospital de niños con cáncer”. Ahí lo deja. “Mi vida es extraordinaria, maravillosa, plenamente feliz” ¿Saben? Esto no hace falta que lo diga porque se le ve en los ojos, se le nota en el gesto, en el tono de su voz. Paco es un gran comunicador porque habla desde el corazón, con el corazón en la mano. Tiene fe. Está rodeado por mucha gente que no la tiene, pero colabora con él. Cree en los milagros: “Es que los he visto. Un día estuve rezando en la UCI con un padre que veía morir a su hijo. Hace seis años asistí a su primera comunión”.

Paco cuenta encuentros desconcertantes. Un día le avisan de que tiene que ir a ver  a una doctora en Valencia para trabajar sobre un centro de transplantes. Paco está en Nueva York, en el hotel Four Seasons. Esa tarde baja al bar a tomar una hamburguesa y entabla una charla con dos personas, al azar. Uno de ellos es el hermano de la doctora a la que tendrá que ver en unos días.

Paco hace cine con valores, y lo que recauda va para  el Hospital Niño Jesús, para un centro de transplantes, para crear habitaciones para enfermos adolescentes: ” Hay un 30% más de supervivencia en adolescentes con cáncer tratados en unidades pediátricas”. ¿Qué pasa cuando uno de esos niños muere?. “Tienes ocho segundos para llorar. A veces despides a un ser querido y en la habitación de al lado hay otro que acaba de salir del aislamiento, o que celebra su cumpleaños. Tienes ocho segundos para llorar. Dios hace trampa cuando se muere un niño con cáncer”. 

Paco dice que la vida  es un regalo y que hay que dejar  un mundo mejor, que cuanto más das,  más recibes. Aladina, su Fundación, nació en 2006, y queda mucho por hacer. Hoy hemos tenido el privilegio de desayunar con Paco. Éramos unos pocos, y nos gusta compartirlo porque sabemos que ustedes también lo habrían dejado todo para ocuparse por unos minutos de lo más importante.