MareNostrum es el supercomputador más potente de España, el tercero más rápido de Europa y el decimosexto del mundo y, recientemente, conocí algunas de sus bondades de la mano de  Josep María Martorell, Director del Barcelona Supercomputing Center, en una jornada sobre Transformación digital a la que asistí en representación de mi despacho Martín Molina, dedicado al asesoramiento de pymes.

Resulta curioso conocer que el ordenador está físicamente instalado en el interior de una antigua capilla, ya desacralizada, construida a principios del siglo XX en el Campus Nord de la Universidad Politécnica de Cataluña. Se encuentra en el interior de un cubo de cristal de 9 x 18 x 5 metros construido con más de 19 toneladas de cristal y 26 de hierro. El supercomputador ocupa una instalación de 170 metros cuadrados y pesa 40 000 kg. Tal es su romanticismo, que incluso se puede visitar.

Martorell nos puso sobre aviso que iba a hablar del presente y no del futuro para explicarnos la vertiginosa velocidad de la computación y como ejemplo señaló que la velocidad de un superordenador de los años 90 es equivalente a la de un teléfono móvil de hoy. Es decir, que la capacidad de cómputo se ha multiplicado por mil cada diez años a lo largo de las seis últimas décadas. Los resultados obtenidos por la computación se utilizan para muchas áreas de investigación, desde la predicción del cambio climático hasta la biomecánica pasando por el análisis del Big Data. Así la digitalización no es solo un proceso que transforma las empresas y los negocios, sino una fuente de conocimiento.

Hay que destacar, por tanto, que la supercomputación española está a la vanguardia, siendo responsable del 3,2% de la producción científica mundial, del 4,5% de las más excelentes o del 6,7% de las publicaciones en las revistas más importantes, según palabras de Carmen Vela, Secretaria de I+D+I en Computing.

En definitiva, la transformación digital se está trasladando a todos los ámbitos de nuestra vida, si bien un estudio de Vodafone, señala que la digitalización está siendo rápidamente adoptada por las grandes empresas, pero todavía no es una prioridad para las pymes, que durante 2018 deberán incorporar servicios como Cloud, Internet de las Cosas, Big Data o Inteligencia Artificial para aumentar su productividad y competitividad.