• Los expertos advierten del peligro de ignorar las alertas de una bancarrota inminente. La ley no ayuda a identificar estos indicios

Las alertas tempranas son una serie de indicadores que dan la voz de alarma cuando las cosas no van bien en una empresa. Son, en síntesis, los nubarrones que anuncian la llegada de una inminente bancarrota. Con todo lo que un estado de insolvencia implica. En primer lugar, las consecuencias más obvias y agobiantes: proveedores sin cobrar, clientes en la estacada y trabajadores sin sueldo. Y, en segundo término, las derivadas legales: contratos y compromisos que se amontonan, préstamos sin pagar e intereses que empiezan a correr.

Hay un momento clave, antes de que la bola de nieve se haga grande, en el que el empresario debe saber leer los síntomas y pedir ayuda. En este punto, una actitud kamikaze puede llevarle a una quiebra culpable. Lo que desencadena situaciones indeseables, por ejemplo, que el administrador sea condenado a pagar las deudas con su patrimonio: sus cuentas, su casa, su coche… Y, en los casos más graves, incluso enfrentar responsabilidades penales.

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