Las empresas emergentes de nueva creación se financian de una forma totalmente distinta a los casos vistos en las empresas tradicionales. Tanto es así que, a lo largo de su ciclo de vida, las startups van viendo cómo, según van alcanzando los distintos objetivos planteados en su ciclo de vida, las fuentes de financiación de las que disponen se van viendo modificadas.

Junto a las fuentes de financiación bancarias aparecen otras formas de financiación ajenas alternativa. Se entienden por tales aquellos nuevos servicios o modelos de negocio que se dedican a unir inversores e instituciones financieras privadas con empresas, habitualmente mediante el uso de nuevas tecnologías y plataformas creadas al efecto.

De esta manera, el servicio y la canalización de la inversión se han vuelto mucho más ágiles y sencillos que con la financiación tradicional y, a su vez, los mecanismos o productos de inversión se concretan de manera más individualizada.

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