En 2018 la productividad se estancó registrando valor “cero” por primera vez desde 1999. Conforme se reduce el paro, mayor es el número de personas que se incorporan al mercado laboral que llevan más tiempo en desempleo y que cuentan con menos formación. El problema: la baja cualificación y el colapso del sector de la construcción y el de la hostelería. Y nosotros hablando de Generación 3.0.

Después de décadas de cultura NO connected en las empresas, se habla de la necesidad de nuevas estrategias de gestión en un mercado ágil y cambiante, conectado, en el que las oportunidades de negocio aparecen de la noche a la mañana y hay que cogerlas al vuelo.

El Mercado se ha complicado y diversificado hasta convertirse en un prisma de mil colores, poniendo de manifiesto el déficit profesional que tienen las empresas para atender sus necesidades. Y este dato es preocupante si tenemos en cuenta que las Pymes representan un total de 2.876.302 empresas, lo que supone el 99,8% del total del tejido empresarial español.

¿Estamos preparados para el nuevo escenario?

A finales de 2017 y mientras se aplaudía sonoramente el aumento de las exportaciones, el Banco de España alertaba del problema al que se enfrentaba la economía española: la baja cualificación de los trabajadores y el colapso de los sectores de la construcción y la hostelería. Los dos gigantes iban tragándose a miles y miles de jóvenes que hacían cola en el INEM. Dos sectores poco cualificados y poco productivos. Para el Banco de España estaba claro: no había un cambio de modelo económico.

Recientemente, hemos conocido un hecho sin precedentes en los últimos 20 años: la productividad se estancó en 2018 en el nivel “cero”si hablamos de puesto de trabajo a tiempo completo,porque si contemplamos tan solo la hora trabajada, la productividad fue incluso algo peor: un -0’25.

La falta de formación

Para el Banco de España, la explicación radica en la falta de formación de las personas que estaban en desempleo y que se incorporaron al mercado laboral al albur de la recuperación económica lo que ha acabado lastrando la productividad.

Igualdad de oportunidades

En esta situación, las altas tasas de temporalidad y, lo que es peor, muchas personas pasando por un mismo puesto de trabajo, nos tenemos que preguntar qué oportunidad de futuro, qué posibilidades tienen estas personas de incorporarse en igualdad de condiciones a lo que se conoce como Generación T, los niños y niñas nacidos con habilidades ya táctiles y que en menos de diez años se incorporaran al mercado de trabajo, ese 81% de bebés que ya tienen algún tipo de presencia en Internet al cumplir los seis meses de edad.

La empresa del futuro

Según el estudio “El rediseño de la empresa del futuro: eficiencia y rentabilidad 2025” elaborado por Deloitte, el 91% de las empresas necesitan profesionales con nuevas aptitudes y habilidades que incluso superan con mucho a las de la Generación Y o Generación Z: niños prodigios que a pesar de su rebeldía juvenil -con su “déficit de atención” e impaciencia incluidos-  son genios,  por lo tanto imprescindibles en los despachos de cualquier empresa.

¿Quién podrá trabajar?

Sólo aquellos que posean capacidad de comunicación, perseverancia, y liderazgo. Aquellos que sean capaces de trabajar en equipo, con empatía y capacidad para resolver conflictos, tendrán un lugar en el mercado laboral. Obviamente, la cualificación académica se da por sentada, pero lo que las empresas demandan  son nuevas aptitudes y actitudes sociales, comerciales o digitales a los profesionales del mañana que ya es hoy.

Nuevo modelo de currículo

Superar una entrevista de trabajo y acceder a un nuevo puesto en una empresa cada vez se complica más. Existen dos tipos de habilidades. Lo que los ingleses llaman en los Cv. hard skills (tus puntos fuertes) o aptitudes profesionales, y las soft skills  (las que suman) o actitudes.

Los nuevos modelos de negocio que se abren hueco en el mercado demandan un profesional  supra especializado, con conocimientos específicos y atomizados de su sector, singular, único… No se trata de saber un poco de todo, sino saber más que nadie de algo que hasta ahora no había sido significante.

Además, su puesto como profesional en la empresa estará determinado por su capacidad para asumir nuevos roles en la misma, incluido el ser estandarte de la marca y gran embajador de la firma para la que trabaja. Los nuevos profesionales han de implicarse en la empresa al cien por ciento y hacerla suya, algo reservado hasta ahora para los socios.

Desarrolladores de negocio

No se buscan sólo “técnicos en los suyo”, sino desarrolladores de negocio  en una gestión multidireccional y de comunicación desjerarquizada en la que los canales de comunicación e información son abiertos desde que las redes sociales se han revelado de enorme importancia. Todo mucho más personalizado.

Los nuevos profesionales han de estar implicados en la gestión del negocio y esta implicación formará parte de su carrera o currículo profesional: por eso ya dicen que es imprescindible saber de economía, de ratios financieros, de gestión de equipos, de estrategias de marketing, de tecnología y todo aquello que sea un valor añadido para la empresa.

Dotes comerciales

El nuevo profesional tiene que asumir la importancia que tiene y tendrán las dotes comerciales que ayuden a abrir canales nuevos de comercialización de los servicios o productos de la empresa.

Cómo hemos señalado las Hard skills son imprescindibles en el nuevo empleado. Por otra parte, las soft skills son un apoyo indispensable para el éxito profesional: apertura de mente y llevar la curiosidad en el ADN son puntos nada desdeñables, tanto como ser proactivo en el desarrollo profesional. Los negocios del futuro necesitan de todo este tipo de cualidades si se pretende llegar lejos (get away) en el mercado.

Dotes de comunicador

Pero no acaban ahí las exigencias al nuevo profesional. Por si fuera poco, para todo ello se hace indispensable una gran capacidad de adaptación al medio, flexibilidad, creatividad y sobre todas ellas la inteligencia para asimilar de forma fluida nuevos conceptos y fórmulas que eviten los callejones sin salida a las empresas.  Y para obtener definitivamente el éxito: saber comunicar lo que se hace.

El mundo cambia, las empresas cambian, el mercado cambia… Sin saber cómo, hemos borrado de las estadísticas a esos jóvenes “productividad cero”, y los hemos disfrazado de Mickel Ross en “Pearson Hardman” y ni siquiera se saben de qué va “Suits”.